Leeí en linkedin, que en español se pronuncia «linkedin», un comentario de un vendedor, Francisco Luque Romano en relación a una conocida tesis de quien considero mi mentor en ventas, Luis Monge Malo.
Luis, a quien ya deberías seguir, sostiene que la actitud principal en la venta es la indiferencia.
Y estoy de acuerdo con él:
Cuando tengas novia y el mercado lo sepa, será cuando más ofertas de novias tengas.
Francisco lo definió como «que no parezca que queremos vender». Venga, me sirve, luego matizo.
Con buenos argumentos y buena prosa Francisco se imaginó una fábrica donde los trabajadores pareciese como que no trabajan. No me vale. Eso es caricatura. Pero sigamos.
Entiendo lo que quería decir.
Si tú vas a una fábrica a vender, ¿cómo no va a parecer que vas a vender?. ¡Pues claro!.
– «Hola, qué me traes?»
– «¿Quien, Yo?. Nada. ¡No sé de qué me hablas!. Yo pasaba por aquí, a por un café…»
No me jodas. Eso parece una secuencia de José Mota.
A donde Francisco quería llegar es al punto en el que por no parecer pesados, perdemos un cliente, ya que, más aun entre profesionales, esos potenciales clientes tienen muchas más cosas en la cabeza que a nosotros.
Y también está en lo correcto.
El tema de no parecer que estamos vendiendo no es exactamente así.
Movamos ese punto a «no parecer necesitados de vender». Parece lo mismo pero no lo es.
Y aquí es donde yo pongo mi punto de opinión para ti:
Cara a cara, nunca debes parecer necesitado de vender, y tu primer objetivo debe ser saber si estás perdiendo el tiempo, y tienes delante una pérdida de tiempo o un no rotundo.
Pero luego, debes lanzar todos los impactos posibles. Cara a cara, llamando, escribiendo, por un anuncio de retárgeting… todos suman.
No existe un manual tan sencillo como nos gustaría donde seguir un proceso, porque no estamos ante electrodomésticos, sino a clientes y porque esto no son matemáticas.
Si le damos la vuelta veremos claro que si llegamos con ansia de vender, la hemos cagao.
pero si al final nos vamos y no hacemos seguimiento, también.
Te digo otra cosa: el burro no folla por guapo, sino por cabezón. ¡Y se le nota!
Para mejorar esto, simplemente sal ahí fuera, y me lo cuentas.
Antes, apúntate a mi newletter.