Cuando entramos en el mercado, tenemos dos formas de hacerlo:
1.- Formándonos
2.- Muriendo desde el primer día.
En esa formación aprendemos cosas en relación a los precios, a lo que quiere el cliente, a los que debe ser el proceso de compra.
Así por encima, nuestros precios deben ser lo más altos posibles.
Porque a poco que metamos la nariz veremos cómo todo el mundo nos dice que el cliente no compra por el precio, incluso que el precio no es apenas importante. Verás como curiosamente, cuanto más caro es el curso, menos relevante deberá ser el precio.
El proceso de adquisición debe ser exquisito. En cualquier pequeño detalle podemos perder la venta.
De no ser así perderemos clientes sin saber cómo y les contarán a 20 contactos lo terribles que fuimos y esos 20 se lo contarán cada uno a otros 10, y así hasta el infinito o hasta que salgamos en la sexta..
El cliente quiere una experiencia, no un producto.
No se trata de lo material, sino del envoltorio y del significado que le demos en el valor añadido que podamos ofrecer en él.
Y después de aprender todo eso, leyendo libros, viendo webinarios de gente superlista y superenchufada, después de mamarnos todos los vídeos del curso que nos enseña en ese sentido, apagamos la computadora, y volvemos al mundo real.
El mundo real es ese donde ese, que ha aprendido por fin a vender sus productos a ese cliente ideal del que sabe hasta la cantidad y la calidad de su flatulencia diaria, sale de tu casa y se va al carrefú a buscar un ratón para su ordenador, y no se lo compra, porque en aliexpress está un puto euro más barato, aunque tarde un mes en llegar y tenga que desplazarse a no sé donde a por él para luego no poder reclamar nada, y lo sabe.
Aquí debería estar la conclusión, pero créeme. A veces no la hay.
Este es uno de los casos sin explicación.
Si tú tienes una teoría, por favor, cuéntamela respondiendo a este mismo email.
Aprender una cosa del cliente del mundo real, y luego tú mismo, cuando te conviertes en el cliente del mundo real, hacer todo lo contrario, y ni si quiera percatarse de ello.
Mañana ese señor volverá a seguir el curso con su ratón viejo donde aprender que los clientes no compran por precio.
No sea como ese señor. Si tienes que vender por internet, monta una tienda web y que venda ella. Para eso, llámame.
Mientras tanto, apúntate a mi newsletter. A continuación: