Hacer lo que dices que vas a hacer

Tratar con personas es tan placentero como complicado.

Cuando más tratas con personas, más grados de degradación encuentras en más variedad de perfiles.

En ciertos sectores es más certero presuponer que lo que dicen que van a hacer los demás será exactamente lo contrario de lo que hagan.

Desde el primitivo «ya te llamo yo», hasta cualquier otro inocente «mañana nos vemos allí».

Lamentablemente en muchos casos sabes que ni te llama, ni va a ir mañana, ni te va a llamar después, sino que cuando le salga de los huevos te mandará un whatsapp con una frase parecida a «qué hay de aquello?».

Por eso a las personas hay que pedirles lo mínimo, y creeme que si con lo mínimo no fallan, ya son dignas de mi aprobación.

Yo ni si quiera les ordeno nada, ni les pido nada, al contrario, cada uno es libre de comprometerse o no comprometerse a lo que quiera.

Si hay una propuesta y no te interesa, dime que no. Sea lo que sea. Sea venderme a tu madre, o sea «en media hora te veo en el bar».

Lo mínimo que le pido a cualquier persona es lo que me aplico a mi mismo:

Solamente hacer lo que dices que vas a hacer

Ostia. Vaya tontería. ¿No?.

Pues no.

De hecho, a partir de ahora, por favor, lleva la cuenta de todo lo que te dicen que van a hacer y cuántos realmente lo cumplen.

El resultado es deprimente.

Y lo que es peor.

Empieza aplicártelo. Eso que en tus oídos ha resultado tan simple como parece, ni si quiera tú eres capaz de cumplirlo.

Y si lo cumples, de verdad, me gustaría conocerte porque ya eres digno de mi confianza.

Mañana mismo. Presta atención a esto. Verás hasta qué punto somos impresentables. Y verás enseguida quien si merece tu tiempo.

Basta con hacer lo que dices que vas a hacer.

Te ganarás la confianza de los demás.

Si ya tengo la tuya, sólo falta que te apuntes a mi newsletter.

Deja un comentario