El atajo y la venta

Vivimos en el mundo de lo fácil, del atajo.

No vende hacer deporte, ejercicio físico y levantarte antes. Vende la pastilla mágica para adelgazar.

No vende la formación continua, el aprendizaje del error repetido en el tiempo, el esfuerzo. Vende el curso para hacerte rico mientras duermes.

Estamos en la época dorada de los cursos en internet, y parece ser que el sector ha encontrado que tienen un gran problema por resolver.

El 90% de los alumnos no termina el curso por el que ha pagado, en ocasiones una cifra realmente respetable.

¿El mundo se va a la mierda?

Noooo, no, no, no. Esto no es nuevo. Se llama mediocridad y forma parte de lo que cada uno somos.

Pretendemos ser quienes no somos, y eso requiere fuerza de voluntad y dedicación, pero normalmente el público que compra un curso digamos «mágico» de temas de los que incluso hace poco ni si quiera había oído hablar, no busca cambiar: Busca un teletransporte, un agujero de gusano, un atajo atómico. Busca magia. Atajo.

Y eso se lo han tomado como un problema del sector. Vendes como ases, y el problema es lo que hacen los clientes después con ello.
No veo yo a los gimnasios muy preocupados porque la gente pretende adelgazar por el mero hecho de estar pagando la mensualidad.

¿Por qué demonios van a querer ahora quienes venden formación online asegurarse de que los alumnos la completan?. Pues oye. Ya tenéis trabajo. Pero mucho.

A mi esto me suena a Poncio Pilatos tratando de lavarse las manos de culpa.

En internet se han puesto en práctica las más efectivas tácticas de venta, y la verdad es que han funcionado de puta madre. ¿Te han funcionado?. ¿Si?. Vale. Ya está. Sigue vendiendo. Eres una máquina de las ventas.

En el fondo quienes tenemos la venta en nuestras manos (lo cual es una falacia, porque siempre decide el cliente), sabemos que tenemos esas armas en nuestras manos, y en el fondo, gran parte de la evolución de los productos y servicios del mercado han seguido ese mismo camino:

Hacerle la vida más simple y fácil al consumidor. Ayudarle a conseguir lo que quiere con el mínimo esfuerzo.

Nadie daba un duro por los cigarrillos porque eran más caros. Mira ahora.

Nadie daba un duro por el café en cápsulas porque era más caro. Mira ahora.

Siempre seguiremos buscando la pastilla para adelgazar, antes que las dos horas de ejercicio.

Eso es algo que no está en nuestra mano cambiar. Es así. Por tanto no deberíamos intentar arreglar el resultado de nuestras propias debilidades.

Lo que debemos hacer, y eso sí está en nuestra mano, es usar esa debilidades para vender a quien quiera comprar.

Y hazme caso, quien es de una determinada forma, seguirá siendo así.

La gente dice, pero no cambia. Recuerdo aquella señora que le comentó al virtuoso Arthur Rubinstein tras una interpretación con su piano «Daría la vida por tocar como usted.». Hay dos versiones de la respuesta. Una de ellas es «Si usted estuviera dispuesta a dar lo que fuera por tocar como yo, ya estaría tocando como yo». Otra, menos didáctica, era la de «¿Y qué cree que he estado haciendo yo hasta ahora?»

No hay atajo. Hay disciplina.

Si quisieras tener una tienda web como la mía, ya la tendrías. Pero no te preocupes, que nunca es tarde para empezar. Respóndeme a este email y empezamos a construirla.

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