La juventud actual es curiosa.
Se acuerdan perfectamente de Franco, aunque ninguno estuvop allí, muchos ni si quiera en formato espermatozoide.
Sin embargo no se acuerdan de cuando el blacfraidei no existía. Y hace relativamente poco de eso.
El blacfraidei es otra tomadura de pelo. Ni me gusta. Pero no puedo negarlo, porque existe.
Ahora bien, si quieres te explico mi estrategia para el blacfraidei.
¿Qué pasa ese día y luego esa semana, y luego más y más…?
Que los vendedores se bajan los pantalones para que los tomen por gilipollas. Todos no. Muchos sí.
Si yo soy una gran superficie, que gano más dinero de lo que cobro por exponer que de los márgenes de la venta, pues vendo cabeceras de ofertas blacfraidei que se las comen los distribuidores.
Si yo soy amazon, hijoputa entre hijoputas, te digo que como no pongas lo tuyo en oferta no te va a ver ni cristo, ofrezco envío gratis, devolución gratis, y al final las tres cosas las vas a pagar tú, vendedorcito, por gilipollas.
Y luego están los que sin estar tan precarios, se dejan llevar por la marea y añaden más ofertas… porque es blacfraidei.
¡Bien!, ¡Genial!, ¡Perfecto!.
Tooooodo el mundo sin excepción navegando sobre la corriente del blacfridai.
Bueno no. Sin excepción no. Yo soy la excepción.
Esa es mi estrategia.
Nunca fue buena idea hacer lo que hace todo el mundo, cuando lo hace todo el mundo.
Eso es ser un grano de arena en el desierto.
¿Acaso crees que te van a comprar más a ti que a los demás?. ¿Acaso crees que vas a hacer tu agosto como por arte de magia?. ¿Acaso crees que si tus márgenes no son de los realmente altos, vas a ganar más dinero así?.
Si lo crees, adelante. Es legítimo. Pero no es lo que yo hago.
Yo hago como Fernando Alonso con McLaren. Me siento a un lado a tomar el sol a ver cómo pasan por delante los demás.
La estrategia es tan sencilla como el argumento.
«No encontrarás estás motos más caras, ni más baratas. Para que te la lleves cuando te apetezca, sin llevarte un chasco por verla más barata en otro sitio»
Igual no tiene un efecto multiplicador en la venta, pero mi margen permanece intacto, el argumento es cierto y totalmente legítimo, y con el margen que ya me permite mantener un precio competitivo, puedo dar mejor servicio a todo el público.
Así que cada cual que quiera, que se ponga el letrero de «blacfraidei», que yo no mareo a mis clientes. Y si quieren irse de compras a cazar ofertas, que vayan, que serán bienvenidos cuando vengan a verme.
Y cuando quieran una moto de las mías, les serviré lo mejor que pueda. El precio ya lo saben, y sobre eso no habrá dudas. Es una política de precios. No tiene por qué ser la tuya.
Al menos se sale del «blacfraidei», del «blacmondei», del «jalouin» y de la madre que los parió a todos juntos.
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