Decía una célebre frase, de esas de las que recuerdo pero nunca recuerdo quien la dijo, ni dónde la leí, ni ná de ná.
Además, que me pillas perezoso para buscar en el google quien fue.
El caso.
Que la frase es una pregunta y una respuesta.
La pregunta es:
«¿Cómo te comerías un elefante?»
Y la respuesta es:
«A trocitos pequeñitos».
Vale, ¿y?.
¿Y?… ¡Todo!.
Todo funciona así, a trocitos pequeñitos.
Pues bien.
Imagínate que tienes tu nave llena de palés, bultos, cajas, estanterías y todo lo que te puedas imaginar.
Imagínate que de un día para otro, surgen cambios en tu negocio, de esos que suceden, y tienes que llevarte eso a otro sitio.
Pido presupuestos… ¿Comorl?. ¿Que cómo que cuánto?. Inviable.
A gastar cuernos toca.
Y resulta que te tienes que comer tú mismo la gran parte de ese traslado.
Imagíname a mí. En medio de esa nave contemplando cómo una duna de cajas quería derribarse sobre mi mientras las contemplaba pensando:
- A ver cómo demonios hago yo esto sin morir en el intento…
A cada minuto me hacía más pequeño, la nave más grande, y la tarea más interminable.
«A trocitos pequeñitos»
Sí, a trocitos, pero en esa situación estás derrotado, alicaído, desganado, y tu boca dibuja una U invertida.
Lo hice. Y lo hice porque en ese momento empecé esa tarea de la forma más fácil que pude: Llevando la caja más pequeña.
Ese fue el primer trocito. Y trocito a trocito, y no quiero recordar ni en cuánto tiempo, un día saqué de ahí la última caja.
Desde entonces yo, que tengo una mente fácilmente saturable, que le da por pensar y pensar ante grandes tareas, siempre lo hago igual:
«A trocitos pequeñitos».
Hasta que la mente queda despejada, y cede el turno al movimiento.
Y trocito a trocito, coronas montañas muy altas. Todo lo altas que quieras.
El primer paso es el trocito más fácil, pero hay que darlo.
No te lo vas a creer, pero la mayoría de los que no consiguen esas metas, es porque ni si quiera dieron el primero paso. Ni si quiera acometieron el primer trocito.
Y esta tontería, simplemente, mueve montañas.
Ahora tú verás.
Trocéalo, y será tuyo.