Te contaré una historia real de ventas.
Mi amigo Andrés, que es el mejor vendedor que conozco, trabajaba en una empresa de consultoría cuyo nombre no quiero acordarme.
Como buen amigo que es, nos contamos las vivencias laborales y empresariales, y me consta que era el mejor vendedor con diferencia, hasta el punto que en más de una ocasión él solito vendía más que el resto del equipo.
Ojito con esto: Un vendedor en plantilla que vende más que todos los demás.
Tener a una persona en plantilla que es el que hace sonar la caja registradora es una suerte, pero también es un problema.
La lógica me decía que Andrés, que era realmente quien estaba haciendo ganar pasta a su jefe, estaba destinado a ser socio de la empresa.
Cuando una persona así te vende más que todos los demás, o le das parte del pastel, o estás muerto, porque cualquier competidor que se entere te lo va a robar ofreciéndole el doble, si no es que él mismo se convierte en tu propia competencia.
Aparte de esta medida tan drástica como necesaria, debería haber planteado una segunda tarea para los demás vendedores difícil de acometer, pero extremadamente rentable y sólida para la empresa.
El planteamiento es absurdamente simple:
Si Andrés vende más y mejor que nadie,
¿Qué coño hacen los demás que no venden exactamente tal y como lo hace Andrés?
Y acto seguido pones a Andrés a formar a los demás vendedores.
Todos los vendedores de esa consultoría eran vendedores «expertos» y con años de experiencia. Todos licenciados. Todos trajeados. ¡Un respeto!.
Problema: Tenemos un rebaño de egos.
Fue imposible. El resultado fue indignación, quejas, rechazo, negativas, acusaciones, calumnias, y mucha envidia… Todos contra Andrés.
Ahora Andrés ya no trabaja en esa empresa, y la facturación cayó en picado. Seguramente cerrará.
¿Qué crees que hubiera pasado a los pocos meses si Andrés hubiera formado en el proceso de venta a personas humildes sin experiencia en ventas?
Pues eso.
A la hora de vender, el ego se lo administre por vía rectal.
Y si esto te ha gustado, imagínate lo que te estás perdiendo. Apúnate a mi boletín dejando tu email, y no te lo perderás.