Dolo. Causa de nulidad de contrato.

Percibo una vez tras otra que, lejos del mundo del marketing, incluso muchas veces cerca de él, existe una percepción errónea del mismo.

Andrés me mostraba cómo usaban el márketing las patéticas telefonistas a las que le importaba un comino con quien tenías los contratos y lo que pagabas, el único objetivo era colarte un contrato.

Alberto tras anunciar que pensaba montárselo por su cuenta, simplemente renunciaba al marketing como si de una ciencia oscura se tratase.

Sin marketing activo, no montes nada. Nada que debas vender. Nada.

En el caso de Andrés, las patéticas telefonistas estaban engañando al cliente para que contrate lo que el cliente no quiere contratar.

Si el cliente contrata lo que no quiere contratar, eso no es una venta, es una estafa, es un engaño.

La aplicación del marketing no contempla el engaño, sino la persuasión.

Las diferencias son claras.

Si contrato fruto de un engaño, cuando me percate del engaño me arrepiento de haberlo hecho y me considero víctima de un engaño.

Si contrato fruto del marketing, soy yo quién quiere contratar, incluso después de haberlo hecho.

Sin embargo, seguimos sufriendo a gentuza que confunde la venta con el engaño. Eso no son vendedores. Eso son unos malditos hijos de puta, Creo que se me entiende perfectamente.

Ahí entra el dolo. Una figura jurídica que raramente usamos.

Enseguida que nos sentimos engañados acudimos a la palabra «estafa», y el pobre dolo se queda esperando a que alguien se acuerde de él.

¿Y qué demonios es el dolo?

El dolo es un vicio de un contrato entre particulares suficiente para causar nulidad del mismo contrato, y consiste en la firma del mismo mediante una actuación engañosa que es la que induce a contratar a la otra.

EL contrato con vicio de dolo puede ser reclamado ante la justicia en España en un plazo de hasta 4 años.

Tela, telita. Si empezamos a tirar del hilo, la que liamos…

Solamente esta opción jurídica debería extinguir las prácticas engañosas en la venta. Lo que pasa es que el particular no hace uso de ellas, por lo tanto, y al cabo de esos 4 años, o menos según el caso, el contrato es convalidado y se convierte en válido.

Afortunadamente existe otra herramienta mucho más rápida y práctica que nos protege de la venta engañosa, y es la devolución de la compra.

También pueden engañar por ahí, aunque se meten en problemas.

Cuando se pongan en una actitud cabezona frente a una devolución, háblales de la nulidad por dolo, y no sabrán ni por dónde le vienen los tiros.

Sin embargo, cuando tengamos una devolución, vamos a usarla como herramienta de fidelización.

Cuanto más rápida, sencilla y fácil sea, más dinero vas a ganar. No en ese mismo momento, pero sí después.

Una devolución, es una oportunidad.

Ya no es que haya dolo, es que lo conviertas en placer.

Entonces ese cliente que ha dejado de serlo, te recordará, y será mucho más probable que vuelva, e incluso hable bien de ti.

Toma dolo para la competencia.

Apúntate tu email ahí abajo, y si tiene vicio de dolo te desapuntas cuando quieras.

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