Hace ya muchos años que cayeron en mis manos aquellos primeros libros de mierda que te cambian la vida.
El primer no fue El Secreto, pero fue de los primeros.
La verdad, a lo primero flipas.
Pero cuando te zampas esa mierda de libros que te cambian la vida, es que estás dispuesto a mejorar, y por lo tanto a buscar tu propio camino.
Rápidamente llegas a Robert Kiyosaki y te conquista la historia de «Padre Rico, Padre Poble».
Según creces percibes que libros como «El Secreto», era como una mesa con dos patas. Pero da igual. A ti te servía para crecer desde nivel «novato en estos temas».
Llegará un punto en el que toda esa literatura será ya algo básico, integrado a pase de aplicar, leer, aprender, y aplicar, porque realmente es sencilla, y entonces llega lo bueno.
Entonces es cuando te enfrentas a literatura más potente, y es ahí donde creo que lo hacemos muy mal.
Vamos a ver. Mal no. Leer ya es lo suficientemente bueno como para que esté bien por el mero hecho de leer.
Me refiero a que avanzamos libro tras libro, como si de cursos superados se tratasen, y no es así.
Ni mucho menos.
De hecho tengo la sensación como si toda la teoría de esa mierda de libros más básicos que te cambian la vida estuviese ya bien asimilada, sabida, ejecutada, e integrada, pero de ahí en adelante es como si me hubiesen pasado de curso sin merecerlo.
Ya sean libros de habilidades de venta aplicadas como de filosofía de vida, hacia donde quiera tirar cada uno, me da la sensación de que hemos pasado a confundir una lectura práctica de puro aprendizaje, a la lectura del placer como quien lee una novela.
Vuelve la vista a tu biblioteca.
¿Te los has estudiado todos?.
No me digas que sí.
Te los habrás leído, pero eso no es más que acariciar el libro.
Salvo que seas una máquina del estudio con una capacidad de absorber más información que agua chupa Bob Esponja, en caso contrario sospecho que nos estamos perdiendo gran parte de esa información a base de ejecutar el estudio como lo hacíamos frente a un exámen, y hemos cambiado ese trabajazo por el placer de la lectura y el placer de satisfacer al subconsciente con esa lectura, de modo que sólo se quedará lo que se le antoje, y será lo que especialmente le satisfaga en ese momento.
Para mejorar, cambiar hábitos en la dirección que pretendemos, y incluso hacer lo mismo con toda la teoría profesional y empresarial que encontramos, es preciso aplicar gran cantidad de energía durante el aprendizaje de esa información. La lectura es un primer paseo a pie por un circuito en el que deberíamos correr una carrera en moto. Que paseamos el circuito y al final decimos que ya nos lo sabemos. Ahí se queda.
No te estoy diciendo que te pongas a gastar codos. Te estoy diciendo que si lo hicieses o si lo hubieses hecho, en lugar de la lectura del placer, quizás serías otra persona. Sólo quizás.
Yo quizás empiece a estudiar.
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