Me cuesta encontrar gente con la que poder hablar.
Gente hay. Hablar hablan. Pero vamos a ver… entrar en una más de esas conversaciones previsibles sobre el tiempo, el fútbol, el precio de la gasolina… como que paso.
Tengo un problema.
No soporto la mediocridad.
Más que la mediocridad, la vulgaridad.
Llega un momento en que empiezas a percibir la previsibilidad del comportamiento del prójimo. Y eso no es bueno.
Un amigo me dijo que la vida se vuelve más aburrida, menos emocionante. Y es así.
De pequeño unos zapatos nuevos son una fiesta, y unas vacaciones de una explosión de emociones.
Según cumples años, todo lo que te ponía las pilas, ya no te las pone. Incluso deja de tener sentido. Y eso también pasa con las personas.
No sé cuándo me di cuenta de que la mayoría de la gente es eminentemente simple, breve, cortoplacista, obvia, previsible. Usted me va a perdonar pero esto es peor que lo de los zapatos nuevo o las vacaciones. Somos seres sociales, buscamos las relaciones sociales, pero cuando lo que encuentras es previsibilidad y mediocridad, como que puedo prescindir de eso.
Resulta que yo ya sé que Pedro Sánchez es un ladrón y un estafador, que andan metido en mil mierdas, que la pandemia fue una puesta en práctica del nacismo… qué digo, ni si quiera eso. El nivel habitual es mucho más previsible. El tiempo, el precio de la gasofa, preguntar por el trabajo, que si hace calor, que si hace frío, que si tal vecino se ha muerto, y alguna noticia de esas que salen en los telediarios.
¿Dónde están los frikis que te rompen los esquemas?. ¿Dónde está el nivel intelectual?. ¿Dónde están los que contagian entusiasmo contándote sus planes?. Son especies en extinción y no los veo.
Si encuentro uno de esos, donde sea, cuando sea, quiero mantener ese contacto, y se convierte en una de esas personas que yo describo como «personas que vale la pena conocer».
El problema es que de estos raros que vale la pena conocer, ya los hemos dejado de cultivar. Desde abajo y más aún en los grados medios de educación obligatoria estamos fabricando mediocres a granel. ¡Qué digo mediocres!. ¡Los mediocres son los buenos!.
Los que de ahí dentro consiguen destacar, odian hacerlo. Los que comprenden la realidad que les rodea, quisieran no hacerlo. Los que están por encima de los demás, están fuera de la sociedad, y quisieran no estarlo, por lo que finalmente en lugar de ser gente que vale la pena conocer, se convierten en inadaptados y fracasados. Peces nadando en la tierra, pájaros volando debajo del mar.
Esto no es ninguna lección de marketing, es simplemente un texto que salen en esos momentos en los que me da la gana escribir, y quien quiera lo lea y quien no pues me da igual.
Si te tengo que pedir algo, as que si no eres de esos mediocres, me contactes. No para seguirme en ningún sitio, sino porque me gustará conocerte.