La profe me tiene manía: persuádela

Me encanta educar a mis hijas.

Me encanta cuando vienen a casa, como me pasó el otro día, con mi hija quejándose de su profesora, porque esa profesora sugiere que ella y una amiga se han copiado un trabajo cuando no fue así, y les ha puesto una nota bastante mala.

Son esos momentos que el destino, al que le importas un pepino, te pone en bandeja poder decirle a tu hija lo siguiente:

«Mira, cariño. Pensamos que en la vida trabajamos para conseguir frutos y vivir bien.
Pues no.
La vida es injusta:
Puedes morir por enfermedad, por accidente, por ser víctima de un delincuente, porque un meteorito se caiga justo en tu cabeza…
que un profesor sea injusto es solamente una pequeña prueba que debes superar.

Cuando salgas al mercado por tu cuenta vas a tener también calificaciones.
Esas calificaciones serán más estrictas, pero también más justas:
Esas calificaciones serán tus resultados.
Si no llegas a fin de mes, estás suspendida.
Si ahorras, es un cinco pelao, y si puedes ahorrar algo, no es más que un seis.

Lo bueno del mercado es que es evaluación continua. En función de lo que hagas, puedes cambiar ese resultado.

Ahora lo que tienes que hacer es entender qué quiere tu profesora, cómo piensa, qué le llega y qué no, e intentar, mediante el trabajo y mediante la misma capacidad de persuasión que aplicas en casa cuando realmente quieres algo, persuadirla para que tu nota mejore.
Tienes que encontrar la forma de convencerla.
Mi consejo es que te la juegues. Apuesta fuerte. Sólo estás practicando.

Si no eres capaz de convencer a tu profesora frente a una injusticia, no esperes convencer a un cliente.»

Se quedó pensativa. Parece que ha entendido lo que le he querido decir. ¿Será verdad?. Placer para el papá y sensación de misión cumplida.

No lo hará. Es demasiado joven. Sólo está aprendiendo. Me basta con que no le tema a jugársela, más ahora que está en «fase beta».

Estoy por decirle a mi hija que me siga en mi newsletter, pero a veces suelto tacos y no sé si es contraproducente.

Pero tú sí puedes seguirme. Ponme tu email aquí abajo.

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