Lo siento, me sigo olvidando de quien dijo las frases.
En este caso es alguien que dio el número ideal de socios al iniciar un negocio.
El número ideal de socios para iniciar un negocio es un número impar inferior a tres.
Quizás lo hayas oído, ¿sabrías recordarme de quien es esa frase?
Si. Es UNO.
Sin embargo, tenemos una facilidad inaudita por proponerle negocios a otros.
¿También te suena?. Claro que si.
Eso es algo habitual, pero no es tan habitual preguntarse por qué lo hacemos.
Los motivos suelen ser dos.
Vamos con la primera.
1.- Descubres alguien que simplemente es mejor que tú en determinados campos, o hablando con mayor propiedad, ha ganado más dinero que tú.
Das por hecho que si él y tú sois socios, y realmente te importa bien poco en qué, tú pillarás parte de ese dinero que él está ganando más que tú.
Aquí se suele dar el caso de que el beta, que eres tú, quiere lo que tiene el alfa, que es el que hace pasta. El beta da por hecho que está chutando a gol.
El alfa no es el alfa por casualidad. No gana más pasta que el beta por casualidad, sino porque «las ve venir». Se dejará chutar el gol y te dejará entrar al juego. Su intención es que tú le hagas el trabajo, y el se lleve parte del beneficio de que tú hagas lo que él te diga que hay que hacer y cómo hay que hacerlo.
Estos «montamos algo» tan desiguales no suelen ir a ninguna parte.
La segunda.
2.- Descubres alguien con intereses similares, incluso capacidades similares, deseando montar algo parecido. Parece que todo encaja.
Bien. Esto suena más normal. No tiene nada que ver con la primera opción, pero cuidado.
De aquí suelen nacer más proyectos, pero nacen con un defecto de forma.
¿Por qué le pides a otro como tú que monte contigo lo que quieres montar tú?.
Por miedo.
- «¿Otra vez el miedo?»
¡SI!
Porque si te pegas una ostia, sólo te comes la mitad. Porque cuando no sepas, igual el otro sabe, porque a la hora de poner loa pasta, sólo pones la mitad.
Esto es así salvo cuando la cosa funciona y te das cuenta de que de los socios que tienes, te sobra uno.
El miedo te lleva hasta ahí. Lo que no sabes es que sin el miedo habrías llegado igualmente, y ahora no te sobraría ningún socio.
No es malo montar negocios. Al contrario. Es el juego de los adultos audaces, y me encanta.
Pero ojo con el miedo, que nos lleva a hipotecar cosas que no deberíamos, precisamente por miedo.
El éxito es lo que hay al final de todos los fracasos, así que a fallar mucho, y sobre todo rápidamente.
Pero la próxima vez que te entren ganas de proponer un negocio a alguien, pregúntate por qué, pregúntate si realmente no podrías hacerlo tú solo.
El comercio electrónico es uno de esos negocios que no precisa de muchos socios. De hecho suelen ser menos de tres y número impar.