No es la motivación

Estamos en la era de la motivación. Motivados podemos con todo.

¡Fua!, el día que te lees uno de esa mierda de libros que te cambian la vida, sales que lo petas. Se te ve la motivación en forma de aura luminiscente que rodea tu cuerpo. Ese es el camino hacia tu éxito. Para mantener esa motivación luchas día a día realizando rituales automotivadores cada mañana al despertarte para salir a comerte el mejor día de tu vida.

¡Los coaches!. ¡Oh, los coaches!. ¡Salen al escenario irradiando energía!. Son un modelo de inspiración, y lo son gracias a la motivación, no sólo a la que tienen, sino a la que son capaces de contagiar. Todo el auditorio sale jurando que ha sido una pasada y que a partir de ahora… ¡uy a partir de ahora!. Ya están todos deseando que llegue mañana para empezar.

Por fin tenemos un sistema educativo que vela por la motivación de los niños en sus trabajos, incluso nos lo inculcan a los padres para que no los obliguemos y los mantengamos motivados. Niños motivados de las nuevas generaciones.

La motivación en las empresas está revolucionando el departamento de recursos humanos. Se dedican horas y horas, y recursos y recursos para encontrar la manera de mantener motivados a los trabajadores, que llegan a recibir encuestas del tipo :
Indica tu nivel de motivación:
– Extremadamente alto
– Muy alto
– Alto
– Medio
– Más bien bajo
– Muy bajo

Aunque falta la opción real que quisieran marcar los trabajadores, que es la de:
– Adminístrense esta encuesta por vía rectal

¿Pero qué estamos en la era de los imbéciles o qué nos pasa?

Si sales motivadísimo cuando lees un libro, eso te dura lo que una borrachera. Como máximo.
Los que a partir de mañana cambiarán el mundo después de la charla del coach, mañana harán lo mismo que llevan haciendo toda su puta vida.
Los niños siguen haciendo lo mismo que hace mil generaciones, que es hacer lo que les da la gana, o lo que les obligan los adultos.
Y los trabajadores de las empresas están doblemente asqueados, primero porque su trabajo por sí mismo ya da asco, y segundo porque además tienen que aguantar las gilipolleces del trabajador feliz para un mundo feliz.

A ver si nos enteramos que la vida no es un paseo por el parque de Disneyland Paris, que por cierto es una puta mierda. Si, bonito, pero una puta mierda. Ni la vida, ni la infancia, ni el trabajo, ni el día a día. No. Esto es muy complicado. Pero seguimos creyendo que tenemos derecho al camino fácil. A la píldora mágica.

«Es que no estoy motivado.». ¡Tócate los cojones, ni yo!, pero lo hago.

Pero lo hago.

La motivación es una bella modelo en tanga pidiéndote tener sexo.
La motivación es una bajada en bicicleta sobre un asfalto perfecto en un día soleado de abril.
La motivación es encontrarte a ese amigo perdido y que te invite a una paella por ser tú.

¡Así yo también puedo!. No te jode. Puedo y quiero.

En la motivación no hay mérito.
Y no lo hay porque no hay esfuerzo:
Lo que haces motivado lo estás haciendo porque lo quieres hacer.
No hay resistencia, es todo placer, es impulso, es dejarse llevar. Es lo que quieres hacer en ese momento.

No veo el mérito por ninguna parte. Y no veo el mérito porque no veo el esfuerzo.

Eso es una puta mierda. Eso ni es el camino al éxito ni es lo que consigue las metas.

La mayoría del tiempo no será una bella modelo, sino la señora con la que llevas 20 años que te dice que a quien estás mirando, que se te van los ojos.
No será una bajada en bicicleta, sino una subida de puerto de montaña sobre asfalto irregular un día de lluvia y viento de febrero.
No será un amigo que te invite, sino que ya está pensando que el que le invites seas tú, y además lo sabes, y te dejas.
No es un trabajo que quieras hacer, sino que no tengas más cojones que hacerlo aunque no quieras.

Eso no se llama motivación.

Eso es lo que diferencia a los ganadores de los mediocres, y se llama disciplina.

Eso sí es lo que nos hace avanzar. Lo otro no. Lo otro sólo sirve para vender libros y charlas.

Así que si te pones en marcha con una tienda online, no me pidas píldoras mágicas ni motivaciones perpetuas.
Si no haces lo que tienes que hacer en una tienda online, te irá poco mas o menos que en una tienda offlline.
Pero si haces lo que debes, conmigo tendrás la mejor tienda web posible. Que lo sepas.

Hasta entonces, si no lo has hecho, suscríbete a mi newsletter.

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