¿Te sabes el rollo de los tres cerebros?.
El reptiliano, el límbico y el prefrontal.
Bien. Pues no es ningún rollo.
El reptiliano es el más básico y primitivo. El de los instintos.
El límbico es rápido y más complejo. El de las emociones.
El último, al que le damos más valor, es al prefrontal. Es el racional.
Bien. Pues te lo resumo.
Funcionan los tres juntos.
El emocional manda sobre el racional, y el instintivo, sobre los otros dos.
Te repito: Funcionan los tres.
Conclusión: Todas nuestras decisiones tienen un componente emocional por el que tomamos la decisión.
Todas nuestras decisiones son justificadas por el cerebro racional, una vez tomadas por el cerebro subconsciente.
Nosotros, como vendedores, debemos llegar al interior del cerebro del comprador. Cuanto más adentro mejor.
No me hables de neuroventas, por favor 🤦🏻♂️ . Todas las ventas son «neuro».
Si no entras en el cerebro del cliente, no hay venta. Cuanto más apuntes al emocional incluso al instintivo, más porcentaje de venta.
Te pongo el ejemplo de mis motos para niños. El texto no es literal, pero te muestra un ejemplo de cómo cambié mi forma de vender.
Hace 10 años: Moto infantil, motor 110cc, ciclo de 4 tiempos, 10CV de potencia, 4 velocidades sin embrague, ruedas 14.12 de cross.
Hoy en día: Tú eres quien fabrica hoy sus recuerdos de mañana. Tú eres quien le pones la moto con la que tendrá habilidad de conducir más seguro cuando salga al tráfico.
No hace falta que lo explique, ¿verdad?.
Lo primero no dice nada. Lo segundo apela a la paternidad, a la felicidad, y a la seguridad de los hijos. Tres francotiradores disparando a la vez.
Por favor, no me preguntes si se vende más ahora. Por favor.
Es lo que te estoy explicando.
Sólo se puede vender así.
Lo de antes, es lo mismo que si les digo a los clientes: «aquí no es, siga buscando».
Lo de antes me llevaba a vender de la única forma que me quedaba: Por precios bajos.
Ahora ya no. Ahora apelo a sus emociones.
Esa forma de vender es la que yo uso cuando tengo que crear un producto y ponerlo a la venta.
Esa misma forma de vender es la que uso cuando un cliente no sólo quiere una tienda online, sino que quiere que se la supervise y corrija.
Esa misma forma es la que debes poner en práctica tú cuando escribes:
Si no tocas la fibra de tu cliente, tampoco tocarás su cartera.
Si quieres consejos como este en tu email, déjamelo a continuación: